¿Qué tienen en común un botón, un birome, un auto, una casa y una Iglesia que crece?
Que alguien lo soñó.
Desde el pequeño y simple clip que descansa sobre tu escritorio hasta la construcción de la gran muralla china la mayoría de las cosas hechas fueron soñadas primero por alguien.
Podríamos hasta decir que: “Nada pasa hasta que alguien sueña.”
Antes que se levante el primer ladrillo Nehemías soñó con ver esa pared reconstruida.
Antes que 12 hombres toscos se convirtieran en pilares de la iglesia Jesús soñó que llegarían a serlo.
Antes de que las Iglesias de Éfeso, Tesalónica y Galacia sean una realidad Pablo soñó con verlas constituidas.
Cada puente, cada banco de tu iglesia, cada iglesia fundada, fue alguna vez soñada por alguien.
No hablo de los sueños que tenemos mientras dormimos, sino de aquellos que tenemos con los ojos bien abiertos.
Nuestros sueños son una de las armas más poderosas que Dios nos ha dado: nos empujan, nos levantan, nos llevan en el aire, nos dan fuerzas.
Todos soñamos con una compañera, hijos, un lugar para vivir, avanzar en la vida, un trabajo digno, un proyecto, ser parte de algo importante, etc.
Dios me enseñó a soñar con una compañera, con hijos bien criados, con un trabajo digno, con una casa, hasta que un día me pareció oír “Ahora empieza a soñar con una iglesia que crezca”.
Una iglesia que se interese por la gente, que reciba a las personas como Jesús las recibe, una iglesia donde las vidas son transformadas, una iglesia donde las personas aprenden a amarse, una iglesia donde las personas desean ver a Jesús como Señor de sus vidas,
Una iglesia que cada año trabaje para duplicarse. (CADA UNO GANANDO A UNO)
¿Sabe por qué nosotros soñamos? PORQUE NADA PASA HASTA QUE NOSOTROS SOÑAMOS.
Hoy recuerdo cuando en el año 1999 éramos 20 miembros y nosotros soñamos con llegar a ser el doble, ninguno podía soñar más que eso ya que para nosotros eso era un desafío enorme.
Pero cuando Dios dio crecimiento y éramos 40, no sólo habíamos crecido en número, también había crecido nuestra capacidad de soñar, y nuestra fe, y nosotros mismos.
Ya no éramos los mismos, experimentamos el proceso de soñar con 60 miembros, 80 miembros y 100 miembros y vimos cada uno de estos sueños cumplidos.
¿Se imagina lo que estamos haciendo ahora?
Acertó, estamos soñando con una nueva etapa de crecimiento, y ¿sabe por qué?
“PORQUE NADA PASA HASTA QUE ALGUIEN SUEÑA”
Si usted ya está soñando con lo que Dios quiere para su Iglesia estará preguntándose cómo pasar de esos sueños a la realidad.
Permítame compartir con usted tres pasos que hemos experimentado para alcanzar nuestros sueños.
PASO I: “TENER FE”
Hebreos 11.6 “Pero sin fe es imposible agradar a Dios y (El) es galardonador de los que le buscan”. “Fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve”.
En Mateo 9.28 Jesús empieza su conversación con dos hombres que soñaban ser sanados con una simple pregunta: “¿Crees que puedo hacer esto? Cuando hay un “Si” Jesús puede actuar, nuestra fe le da paso a su poder, nuestros sueños empiezan a salpicar nuestra realidad y lo que creíamos imposible empieza a florecer.
Dios necesita poco de nosotros para mostrar su poder, pero El necesita saber si le creemos.
Jesús contesta a esos ciegos soñadores que “se hará de acuerdo a su fe”. Nosotros no podemos transmitir a nuestra Iglesia el sueño de crecer si nosotros mismos no estamos seguros.
En Mateo 13.58 vemos que lo único que limitó a Jesús fue la falta de fe.
El momento en que Dios empieza su Obra imprescindible para que los sueños se cumplan es cuando en la intimidad de nuestro cuarto podemos responder “Si, creo”.
“NADA PASA HASTA QUE NOSOTROS CREEMOS QUE DIOS LO PUEDE HACER”
La Palabra de Dios dice que “Los ojos de Dios están mirando toda la tierra para mostrar su poder en aquellos que le creen.” (2da Crónicas 16.9), esto significa que en este momento Dios te está mirando fijamente a los ojos y te está preguntando con respecto a tus sueños: “¿Crees que puedo hacer esto?
PASO PRACTICO: Defina un sueño para su Iglesia para este trimestre. Ejemplo: Nuestra Iglesia crecerá en 10 miembros nuevos este trimestre. ¿Cree que Dios lo puede hacer? Si le cree, mire el paso dos, si no lo cree, usted se lo pierde.
PASO II: “REALIZAR LOS TRABAJOS” “La fe, sin trabajos está muerta” Santiago 2.17
(V. Latina)
¿Qué hay entre un sueño y su realización?
TRABAJOS. Los sueños de Nehemías, Jesús, Pablo, etc. no están faltos de duro trabajo realizado en un contexto difícil, con obstáculos, temores y dudas.
Pablo lo resume en 2da Timoteo 2.6 diciendo “El labrador para participar de los frutos, debe trabajar primero”
El labrador debe levantarse temprano, ser constante, cargar su bolso de semillas y salir cada día a realizar los trabajos necesarios para ver el sueño del fruto cosechado.
En cada sueño que tenemos y su realización hay mucho trabajo, sudor, paciencia y esfuerzo.
Si antes decíamos que nada pasa hasta que alguien sueña ahora debemos decir que: “Los sueños no se consiguen soñando sino trabajando”.
Muchas veces la diferencia entre los que logran sus sueños y los que no los logran, se encuentra en su disposición a trabajar.
Por eso los mandamientos de Jesús tienen que ver con tareas a realizar. Porque en la realización de las tareas se encuentra el secreto de alcanzar lo que soñamos. Cuando no podemos definir los trabajos que harán la diferencia y accionar sobre ellos quedamos como dice Alberto Cortés “construyendo castillos(sueños) en el aire”.
PASO PRACTICO: Haga una lista simple de los trabajos que lo llevarán a alcanzar su sueño y comprométase con un grupo de miembros de la iglesia a a ponerlos en práctica cada semana. Ejemplo: Cada uno va a dar el mensaje a una persona nueva cada semana y si la persona acepta la discipulará personalmente en su hogar.
¿Están usted y los miembros de su Iglesia listos para trabajar? Empiece ya.
PASO III: “TRABAJAR HASTA LOGRAR EL SUEÑO”
Da vueltas entre nosotros una frase que dice “Dios se queda contento con nuestra fe y esfuerzo”, No estoy de acuerdo. En la mayoría de los aspectos de la vida a todos nosotros nos parece mal que algo no esté terminado, menos en la tarea de crecer y alcanzar sueños en nuestro ministerio.
Para muchos “Dios espera (meramente) nuestra fidelidad”. Esta frase puede ser una muestra de gran espiritualidad y/o también una fina forma de “lavarse las manos”. En Lucas 15.4 Jesús muestra que el sueño de encontrar la oveja incluye la actitud y la acción de “ir a buscarla” (trabajos), pero también la determinación de hacerlo “hasta encontrarla”. A esto yo le llamo entregarse a una tarea y enfocarse en ella de tal manera que el sueño se vuelva realidad. Los argentinos cambiamos demasiado rápido de “sueños”.
Esos cambios en realidad no muestran que somos “grandes iniciadores” sino “poco constantes”.
Necesitamos la fe y los trabajos (muchas veces hemos tenido esto), pero debemos agregarle la determinación para mantenernos en la tarea hasta alcanzarla.
La gran pesca milagrosa de Lucas 5 es una obra de Dios que necesitó de la constancia de un grupo de hombres que dijeron “hemos estado trabajando” pero si hay que ir nuevamente lo haremos.
Su determinación de no abandonar antes de tiempo ayudó a que la Obra de Dios fuera realidad. Es necesario estar dispuestos a trabajar hasta terminar el sueño que nos hemos propuesto, Jesús nos dejó su ejemplo al decir “Consumado es” y cumplir así el sueño de nuestra salvación.
PASO PRACTICO: Haga con su grupo un compromiso de enfocarse en los trabajos que definieron hasta alcanzar su sueño. Evalúe y corrija los trabajos hasta ver resultados. No abandone antes de tiempo y Dios le mostrará su poder.
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